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(IVÁN): YESHUA (JESUCRISTO) ES LUZ QUE ALUMBRA TU OSCURIDAD SIEMPRE:
(demasiado antiguo para responder)
valarezo
2010-08-30 14:00:11 UTC
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Sábado, 28 de agosto, año 2010 de Nuestro Salvador Jesucristo,
Guayaquil, Ecuador – Iberoamérica


(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)

(HONRAMOS A LOS TRES ESPAÑOLES CAÍDOS, EN AFGANISTÁN. Nuestras
condolencias son para las familias de los tres Guardias Civiles
españoles que cayeron en el cumplimiento de su deber, en Afganistán.
Ellos gozan de la gran bendición divina de vivir con nuestro Padre
celestial y su árbol de la vida eterna, nuestro Señor Jesucristo, en
tierras santísimas del más allá, como el paraíso y su nuevo reino
angelical. Ya que, para cada uno de ellos nuestro Padre celestial
envía inicialmente a su Hijo Jesucristo al mundo, para que sean
redimidos por su nacimiento virgen de la hija de David, para luego
vivir su vida santa, cumpliendo así con el Espíritu Santo de los
mandamientos y la exaltación gloriosa del nombre santísimo de nuestro
Padre celestial. Y en su día, nuestro Señor Jesucristo fue clavado con
ellos sobre los árboles cruzados de Adán y Eva al pie de la puerta
sangrienta de Jerusalén, para que en el tercer día resucitar con sus
nuevas vidas infinitas del nuevo reino angelical y así ya no tengan
que morir jamás sino sólo vivir para la felicidad, para siempre.)


YESHUA (JESUCRISTO) ES LUZ QUE ALUMBRA TU OSCURIDAD SIEMPRE:

Oh Dios y salvador nuestro por la gloria a tu nombre ayúdanos ya; por
amor a tu nombre santísimo y salvador, libéranos y perdona nuestros
pecados, porque moriremos en nuestras tinieblas si tu nombre no nos
ayuda. Señor Rabino Yeshua jaMashíax, sin tu nombre viviendo en
nuestros corazones no somos nada sino sólo tinieblas delante de tu
presencia gloriosa, listos para ser lanzados al fuego eterno del más
allá: donde los impíos descienden a cada hora perdidos en sus delitos
y pecados, porque no te conocieron jamás.

Dale gloria y honra a tu nombre santísimo una vez más y sin medida
alguna, para que sanen nuestros corazones y almas vivientes te adoren
eternamente y para siempre, almas nuestras que creaste en el día de
nuestra creación, en tus lugares más santos del reino de los cielos.
Acuérdate de cada uno de nosotros cada vez que te acuerdes de tu
nombre muy santo y salvador, para que nos liberes de nuestros propios
males y de los males escondidos de nuestros enemigos y así la gloria
de tu nombre santísimo se incrementara cómo en el cielo con tus
ángeles fieles y seres muy santos y especiales.

Bendícenos ya, Señor nuestro, porque cada una de nuestras bendiciones
moran en los poderes y autoridades sobrenaturales de tu mismo nombre
santísimo e infinitamente glorioso, en la tierra con los hombres y en
el cielo con tus ángeles fieles y sumamente prestigiosos, para que
seas al fin exaltado por siempre entre las naciones por tu gran amor y
bondades interminables. Señor nuestro, levanta tu nombre santísimo
sobre nuestras vidas, para que sea sol alumbrante sobre nuestras
tinieblas y así nuestros males desaparezcan por completo con Satanás,
para que ningún mal se vuelva a enseñorear de nuestras vidas en la
tierra ni menos en el paraíso, cómo sucedió con Adán y Eva cuando
creyeron a la mentira en contra de Jesucristo.

Por eso, para protección de nuestras almas vivientes ante todo mal de
Satanás y de cada uno de sus secuaces no hay nada mejor que invocar el
mismo Espíritu Santo del amor antiguo de tu nombre glorioso e
infinitamente todopoderoso, el cual habita en perfecta santidad en el
corazón y en la sangre expiatoria de tu Rabino Yeshua jaMashíax,
¡nuestro Señor Jesucristo! Danos, Señor nuestro, esa dicha gloriosa y
todopoderosa de tener tu nombre santísimo reinando desde lo alto sobre
nuestras almas vivientes, para que las mentiras con sus maldades
crueles de Satanás y de sus ángeles caídos mueran, y así amarte y
servirte grandemente cada día de nuestras vidas, alcanzando nuevas
glorias de honras y poderes sobrenaturales nunca antes conocidos.

Por ello, nuestras almas vivientes aman ciegamente tu nombre
santísimo, Padre celestial, el cual nos protege a cada hora con el
Espíritu Santo del amor santísimo y antiguo entre tú y nuestro Señor
Jesucristo, para jamás seguir sufriendo los males terribles de
Satanás, sino vivir por siempre protegidos por el Espíritu Santo del
amor antiguo a tu nombre bendito y libertador. Porque nuestro Señor
Jesucristo es el templo sagrado del Espíritu Santo de tus Diez
Mandamientos cumplidos y nombre glorioso y eternamente temible, para
perdonar, sanar, proteger y salvar para siempre a cada alma del
hombre, de la mujer, del niño y de la niña de Israel y así también de
cada una de las naciones.

En tu nombre santísimo confiamos, Padre celestial, porque es sol a
nuestras vidas que quema con su luz las tinieblas de nuestras almas
vivientes, cómo las tinieblas de las mentiras malvadas de Satanás y de
sus ángeles caídos que hicieron creer a Adán y Eva que podían comer
del fruto prohibido del bien y el mal eterno. Pues, por éste nombre
glorioso e infinitamente temible en el cielo por ángeles y así también
por Abraham, Isaac y Jacob, fue realmente por el cual Moisés sube al
Sinaí, para encontrarse con la luz redentora de Israel, es decir, su
sacrificio supremo y continuo en la tierra y en el cielo, nuestro
Rabino Yeshua jaMashíax, para huir del mal eterno.

Y es ésta luz la que alumbra nuestras vidas de cada día y con mayor
fuerza que el sol, si tan sólo creemos en nuestros corazones para
confesar con nuestros labios, delante de la presencia santa de nuestro
Padre celestial y de sus huestes angelicales, la verdad antigua e
infinitamente gloriosa de tu Rabino Yeshua jaMashíax, ¡nuestro Señor y
salvador Jesucristo! Porque Moisés cuando veía a la distancia la luz
del fuego que ardía, pero que no quemaba ni hacia daño a nada en su
derredor, sino que permanecía en su lugar firme y estable hasta que él
se acercarse con sus ovejas a su salvador celestial, entonces creyó
para encontrarse al fin, con el sacrificio cotidiano de todo Israel,
¡nuestro Señor Jesucristo!

Ésta fue la primera predicación de la luz, del nombre santísimo y
salvador de nuestro Rabino Yeshua jaMashíax hacia los descendientes de
Abraham, Isaac y Jacob, el cual Moisés oye y ve milagrosamente por vez
primera y al fin entiende en su corazón la salvación del sacrificio
continuo no solamente para su alma viviente, sino también para Israel
de siempre. Pues éste es el nombre de nuestro Padre celestial, el cual
le confía a su Rabino Yeshua jaMashíax para entregárselo a Moisés y
así también a Israel y a las naciones de toda la tierra, para que
creyeran en él, para bien eterno de cada uno de sus hijos e hijas.

Aquí, no solamente Moisés ve por vez primera la luz que alumbra el
nombre salvador de nuestro Padre celestial, sino que también alumbra
paso a paso su salvación hacia una nueva vida infinita en tierras
gloriosas e infinitamente santas del más allá, y ésta es La Nueva
Jerusalén santa y gloriosa del cielo. La ciudad moderna de Dios, en
donde todo es amor porque el espíritu de vida que la habita es el
mismo Espíritu Santo de sus mandamientos y de su nombre glorioso y
todopoderoso, para darle gloria y honra a él a través de sus ángeles y
así también de todos los hombres, mujeres, niños y niñas de las
naciones.

Además, mientras Moisés pensaba por la liberación eterna, la luz del
nombre santísimo de nuestro Padre celestial brillaba cada vez más a
través del corazón y de la sangre expiatoria del cuerpo santo del
Cordero de Dios, nuestro holocausto duradero de sangre salvadora en
nuestros días, nuestro Rabino Yeshua jaMashíax, para que Israel sea al
fin salvo de sus tinieblas perpetuamente. Dado que era necesario que
Israel saliese de Egipto libre de todo pecado y oscuridad en su
corazón, por los poderes sobrenaturales del nombre asombroso de
nuestro Padre celestial y de su Cordero salvador, para que entre por
el camino escondido del mar Rojo y del desierto, el cual lo llevaría a
cada hora hacia la nueva tierra prometida del cielo.

En verdad, después de Moisés haber visto cara a cara el ángel del
SEÑOR, el cual ardía grandemente con su luz santísima del nombre
bendito de nuestro Padre celestial y de su Espíritu Santo, entonces
jamás se aleja de su lugar santísimo sobre la altura del Sinaí y hasta
que Moisés liberara milagrosamente a Israel del poder de sus enemigos.
Ya que, desde lejos el nombre santísimo de nuestro Padre celestial, el
cual es el nombre de su Rabino Yeshua jaMashíax, alumbraría desde lo
alto del Sinaí cómo una nube de fuego sobre el campamento israelí para
que no se mueran en las noches heladas, y sombra por el día para que
el sol no los queme mortalmente, por ejemplo.

En verdad, estos días eran días de gloria a cada hora, porque el
nombre santísimo del Rabino Yeshua jaMashíax era grandemente honrado
no solamente por Moisés sino también por muchos en todo Israel; por
ello los milagros, maravillas y prodigios en los cielos y en la tierra
se podían ver claramente, y las naciones temían a Israel por todo
ello. Días gloriosos eran estos, porque el nombre santísimo de nuestro
Rabino Yeshua jaMashíax, nuestro Señor y salvador Jesucristo, estaba
en su lugar santo del Sinaí o en las alturas de Israel, para que
Israel sea luz a las naciones con el fin de que sean liberados también
del poder terrible y engañador de Satanás y de sus mentiras crueles y
abominables.

Por lo tanto, el nombre santísimo y todopoderoso de nuestro Padre
celestial tenia que permanecer sobre lo alto del Sinaí y en su mismo
lugar, en donde Moisés habla cara a cara con el Rabino Yeshua
jaMashíax, el Hijo de David, para entonces comenzar a liberar a
Israel, del poder de sus pecados y de sus enemigos crueles, para
siempre. Para que al fin salgan de la tierra de su esclavitud antigua,
hacia la tierra prometida del Hijo de Dios, nuestro sacrificio
supremo, para que en su día ellos también, así cómo Moisés, entonces
hablen con el Rey Mesías cara a cara de todas las cosas que nuestro
Padre celestial desee que conozcan de él y de su nuevo reino
sempiterno.

Pues ésta es la gloria infinita de nuestro Padre celestial, de que su
nombre santísimo y temible sea conocido grandemente por todo Israel,
empezando con Moisés, desde sobre todo lo alto del Sinaí, y esto es
más alto que todas las tinieblas de Satanás y de sus malvados
seguidores de siempre, por ejemplo, para protección y salvación
eterna. Con el fin de que desde las alturas del monte empezar a obrar
grandemente nuestro Padre celestial con su nombre santísimo:
maravillas, milagros y prodigios grandiosos, para que Israel sea
liberado de sus pecados y de su muerte segura en la tierra y en el
infierno también, para que no mueran nunca sino que sigan viviendo
para él y su eternidad.

Mientras tanto, el nombre sagrado de nuestro Padre celestial jamás
baja de su lugar santísimo del Sinaí, y esto no solamente no fue desde
el día que Israel sale libre de su cautiverio egipcio hacia tierras
escogidas por Dios mismo y su Cordero celestial, sino que permanece
sobre las alturas del Sinaí hasta que Israel vence gloriosamente el
desierto y sus hostilidades. Porque era necesario que Israel venciese
el desierto hostil y traicionero, para que al fin entre a la tierra
prometida, en donde nacería del vientre virgen de la hija de David, el
dador de la vida eterna, nuestro sacrificio continuo; porque sin él,
entonces Israel no es nada en el mundo entero ni menos en el nuevo
reino angelical.

Por esta razón, por amor a su nombre santísimo, nuestro Padre
celestial establece formalmente a su Jesucristo cómo Rey y Señor de
todo Israel desde el comienzo, para que Israel sea grande entre las
naciones y luz para todas ellas, para que no mueran nunca en las manos
malvadas de Satanás y de sus seguidores malvados y mentirosos de
siempre. Milagrosamente, Israel vence todos sus obstáculos, porque no
solamente Moisés habla cara a cara con el Hijo de Dios sobre todo lo
alto del Sinaí, cómo el sacrificio continuo, sino también porque la
luz del nombre glorioso de nuestro Padre celestial permanece sobre su
lugar santo, en el cual Moisés tuvo que remover sus sandalias para
entonces hablar con Dios mismo.

Porque era necesario para Moisés no solamente ver la luz del nombre
santísimo de nuestro Padre celestial desde grandes distancias, sino
que él mismo tenia que hablar cara a cara con el que lleva por siempre
éste nombre glorioso en su corazón y en su sangre santísima, salvadora
y expiatoria para todos los pecados de la humanidad entera, ¡nuestro
Señor Jesucristo! Por lo tanto, es éste sacrificio supremo y sumamente
santo que con su sangre expiatoria nos da la luz brillante del nombre
todopoderoso de nuestro Padre celestial, para perdonar nuestros
pecados, sanar nuestras heridas, bendecirnos con grandes milagros,
maravillas y prodigios, para que nuestros cuerpos y espíritu humano
siempre disfruten de las bondades de su Espíritu Santo y abundancias
celestiales.

Y, desde entonces acá, el nombre santísimo de nuestro Padre celestial
tiene que permanecer sobre todo lo alto de nuestras vidas, así cómo
permaneció sobre lo alto de la vida de Moisés y de Israel, para
escapar del pecado y de su cautiverio inacabable, en la tierra y en el
más allá también, cómo el infierno y el lago de fuego. Por esta razón,
cada hombre, mujer, niño y niña de todas las familias de las naciones
deberían preguntarse, por ejemplo, en estos días, ¿Dónde está entre
nosotros el nombre santísimo de nuestro Padre celestial y Fundador de
nuestras almas vivientes?

Sabemos que está en el cielo con Dios y sus ángeles fieles. Pero,
¿estará entre nosotros hoy en día, para liberarnos de tantos males y
así al fin bendecirnos a cada hora para que no nos falte ningún bien
jamás, en la tierra y en la eternidad? Porque si no sabemos cómo
Moisés, por ejemplo, inicialmente que el nombre de nuestro Padre
celestial está brillando sobre lo alto del Sinaí, desde su lugar
santísimo del corazón y de la sangre expiatoria del Rabino Yeshua
jaMashíax, porque sólo él es el templo de Dios, entonces no podremos
escapar jamás las tinieblas de nuestro cauterio del pecado y la
muerte.

Por eso es que Satanás abusa de nosotros, entregándonos sus problemas,
dificultades, enfermedades y hasta amenazas de muertes increíbles en
la tierra y en el más allá también, cómo en el infierno y el lago de
fuego, por ejemplo, (mundos terribles de las tinieblas que nos
atormentan con amenazas de destrucción y muerte cada día). Porque para
nosotros poder vencer al mundo y sus tinieblas de muerte eterna,
entonces el nombre santísimo de nuestro Padre celestial tiene que
tomar su lugar de gloria y de honra eterna sobre todo lo alto de
nuestras vidas, cómo en el caso de Israel y Moisés, por ejemplo,
brillando gloriosamente sobre lo alto del Sinaí para subyugar todas
las tinieblas cautivadoras.

Entonces lo que Moisés veía cuando ardía la zarza desde lejos sobre el
Sinaí, verdaderamente él estaba viendo con sus propios ojos el
sacrificio continuo del Rabino Yeshua jaMashíax, sangrando
profusamente cómo el árbol que le da vida, salud, prosperidad,
protección y salvación eterna a Israel y a todo aquel que invoque el
nombre santísimo de nuestro Padre celestial, ¡Yeshua jaMashíax! Porque
es éste nombre antiguo de nuestro Padre celestial entregado
especialmente a su Hijo amado, visto que, es el Padre quien le pone
nombre al Hijo, para que sus ángeles sean benditos en el cielo y así
también cada hombre, mujer, niño y niña de todas las naciones,
empezando por Israel mismo: porque la promesa de salvación es de
Israel inicialmente.

Así pues también sobre todo lo alto de nuestras vidas, el nombre
santísimo de nuestro Padre celestial tiene que ser levantado
fielmente, y esto es sólo posible creyendo en nuestros corazones y
confesando con nuestros labios el nombre glorioso de nuestro Rabino
Yeshua jaMashíax, nuestro Señor Jesucristo, para que su nombre
santísimo tome poder y control sobre nuestras vidas. Puesto que, sólo
así todos los poderes sobrenaturales de las tinieblas de Satanás y de
sus seguidores malvados de siempre podrán ser destruidos a cada hora,
visto que es la luz que emite el nombre de nuestro Padre celestial
desde el corazón y la sangre expiatoria de su Jesucristo lo que vence
las tinieblas, para apagarlas por completo y para siempre.

Pues ésta es la luz que brilla sobre todo el mundo, predicándoles a
los hombres, mujeres, niños y niñas de todas las familias de las
naciones, de que tienen que volver a nacer y no de la carne, huesos
quebrados y sangre enferma de sus antepasados, sino la del Espíritu de
nuestro Señor Jesucristo, para que tengan desde ya vida eterna. Porque
la verdad es también que es la invocación del nombre santísimo de
nuestro Padre celestial que no solamente con lleva cada una de
nuestras bendiciones de cada día de milagros, maravillas y prodigios
en los cielos y en la tierra, para vivir nuestras vidas normales,
libre de Satanás, sino que también levanta los muertos de sus tumbas
para siempre.

Porque cuando nuestro Padre celestial llame al fin a todos los muertos
de sus tumbas, pues ellos responderán únicamente al nombre sagrado de
su Rabino Yeshua jaMashíax, nuestro Señor Jesucristo, para pararse
delante de su presencia santa con carne y tendones en sus huesos y
sangre viva corriendo por sus corazones y venas de todo su cuerpo y
espíritu humano. Porque muy pronto, cada tumba de toda la tierra, y de
los que están debajo de las aguas de los mares y ríos también, tendrá
que entregar a sus muertos, en el nombre sagrado del Rabino Yeshua
jaMashíax, para que se paren delante de nuestro Padre celestial y de
su Cordero inmolado, inmolado victoriosamente por sus pecados y
tinieblas mortales.

Éste será un día glorioso para muchos que amaron y honraron sobre todo
lo alto de sus vidas el nombre glorioso y sublime del Rabino Yeshua
jaMashíax, nuestro Señor Jesucristo, cómo el Hijo de Dios, Cordero de
Dios y sumo sacerdote de nuestras almas vivientes en la tierra y en el
cielo para entrar a la gloria eterna desde ahora. Sin embargo, habrán
otros que no podrán retener sus vidas, por culpa de sus muchos delitos
y pecados, en contra del fruto del árbol de la vida, nuestro Rabino
Yeshua jaMashíax, los cuales perderán su salvación eterna para
descender a su muerte segunda, el infierno y el lago de fuego del más
allá, para jamás volver a ver la vida.

Por ello, era necesario que nuestro Señor Jesucristo naciera del
vientre virgen de la hija de David, para darnos la carne santa, los
huesos inquebrantables y su sangre expiatoria llena de salud eterna,
con el fin de él mismo levantar el nombre santísimo de nuestro Padre
celestial sobre todo lo alto del monte santo de Jerusalén, para fin de
todas las tinieblas. Y sólo así sobre lo alto del monte santo de
Jerusalén, entonces no solamente liberar a cada hombre, mujer, niño y
niña de Israel y de las naciones, sino también levantarse hacia el
Padre celestial una vez más para darnos la tierra prometida, La Nueva
Jerusalén santa y gloriosa del cielo, para vivir la felicidad eterna
desde ya y para siempre.

Porque sólo en esta tierra santa del nuevo reino angelical es que
somos felices infinitamente con nuestro Padre celestial, su Hijo
amado, su Espíritu Santo y sus millares de ángeles gloriosos, cómo los
que conocen el nombre prestigioso y temible desde sus corazones santos
para amarlo y alabarlo por siempre con salmos con sus labios, por
ejemplo. Por ello, nuestro Rabino Yeshua jaMashíax les decía
abiertamente a todos, de que todo aquel que cree en su corazón y así
confiesa su nombre salvador con sus labios, entonces vuelve a nacer
una vez más delante de su presencia santa para llevar por siempre su
misma carne santa, sus huesos inquebrantables y su sangre expiatoria y
santísima para vivir eternamente.

En otras palabras, el que cree en él en su corazón y así confiesa su
nombre santísimo con sus labios, entonces en el día final su nombre
glorioso lo levantara a la vida eterna, para ya no vivir más en la
carne, huesos quebrados y sangre enferma de Adán y Eva, sino en la de
él mismo para salud eterna. Y sólo así podremos ser convertidos en
hijos de luz para nuestro Padre celestial que está en el cielo, en vez
de seguir siendo hijos de las tinieblas para el infierno: porque el
nombre santísimo de nuestro Rabino Yeshua jaMashíax está alumbrando
sobre todo lo alto de nuestras vidas de cada día por toda la tierra,
para un nuevo nacimiento eterno.

Por eso, en su día el rey David quiso también levantar una casa para
el nombre santísimo de nuestro Padre celestial, el nombre glorioso de
su Rabino Yeshua jaMashíax, pero nuestro Padre celestial no se lo
permitió jamás. Porque David había derramado mucha sangre en sus
batallas que él tuvo en servicio a nuestro Padre celestial y su nombre
santísimo por todo Israel y fuera de ella también, derribando así a
muchos ejércitos enemigos que se oponían a que la luz santísima del
Hijo de Dios se regara por toda la tierra para bien eterno de futuras
naciones.

Sin embargo, nuestro Padre celestial le promete a David que uno de sus
hijos levantaría un templo para que su nombre santo habite en él, y
éste era el rey Salomón. Por lo tanto, Salomón en su día empieza la
gran obra de edificar un templo especial para el nombre santísimo de
nuestro Padre celestial, el cual es Yeshua jaMashíax: por cuanto, sólo
él es el Cordero de Dios y, simultáneamente, el sumo sacerdote de
nuestro Padre celestial para levantar a cada hora gloria y honra a su
nombre santísimo y todopoderoso.

Por lo cual, cada vez que todo hombre, mujer, niño y niña de Israel o
de las naciones levantase su oración hacia el cielo, mirando hacia el
templo de Salomón, en Israel, por ejemplo, entonces nuestro Padre
celestial respondería a la oración para contestarla y hacer todo lo
que se le pidiese, en el nombre de Yeshua jaMashíax, ¡nuestro Señor
Jesucristo! Así pues, ya sea que los israelitas buscasen la salvación
de sus vidas del poder de las tinieblas del cautiverio eterno, el
nombre santísimo de nuestro Padre celestial tenia que brillar por
ellos desde el corazón y la sangre expiatoria de su Rabino Yeshua
jaMashíax, parado sobre el Sinaí o el templo de Salomón o sobre el
monte santo de Jerusalén.

En otras palabras, cada vez que Moisés miraba hacia la luz que
brillaba sobre el Sinaí, en verdad estaba viendo el nombre santísimo
de nuestro Padre celestial, el cual es Yeshua jaMashíax que habita en
su templo santísimo de carne, huesos inquebrantables y sangre
expiatoria, cómo sacrificio continuo para Israel y para todas las
naciones también, sin duda alguna. O cuando Salomón y los israelitas
oraban hacia el templo levantado para el nombre de Dios, en Israel, a
pesar de la distancia, entonces estaban (o están aún hoy en día), por
ejemplo, orando, por inicio, en el nombre sagrado del Gran Rey Mesías,
nuestro Señor Jesucristo, y lo mismo podemos decir del monte santo de
Jerusalén, de modo definitivo.

Porque es la exaltación del nombre santo de nuestro Padre celestial,
el cual habita en perfecta santidad gloriosa en el corazón y en la
sangre expiatoria del Rabino Yeshua jaMashíax, nuestro Señor
Jesucristo, lo que le da vida, protección, salud y salvación eterna a
Israel y a la humanidad entera, en la tierra y en el paraíso, para
siempre. Por eso, es bueno exaltar al Señor Jesucristo cada día, para
que el nombre glorioso de nuestro Padre celestial y de su Espíritu
Santo sea infinitamente honrado sobre todo lo alto de nuestras vidas,
para que alumbre nuestras tinieblas así cómo alumbró las tinieblas de
los antiguos y darnos libertad para vivir felices desde ahora y para
siempre en la eternidad.

Por ende, sólo nuestro Rabino Yeshua jaMashíax puede realmente
levantar el nombre santísimo y todopoderoso de nuestro Padre celestial
sobre nuestras vidas, ya sea para los israelitas escapar del pecado y
la muerte eterna del cautiverio o así también del pecado y de la
muerte de sus almas vivientes en la tierra, en el infierno y el lago
de fuego. Entonces es solamente ésta simple exaltación humilde del
nombre santísimo de nuestro Padre celestial, sobre todas las tinieblas
de nuestros problemas, dificultades, enfermedades y amenazas de
muerte, por el corazón y la sangre santísima y expiatoria de nuestro
Señor Jesucristo, lo que alumbra sobre nuestras tinieblas para que
mueran y desaparezcan desde ahora mismo y para siempre en la
eternidad.

Por eso, es muy bueno siempre llevar a nuestro Rabino Yeshua jaMashíax
viviendo en nuestros corazones cada día de nuestras vidas por toda la
tierra, para que el nombre glorioso de nuestro Padre celestial siempre
esté mucho más alto que los problemas, dificultades, enfermedades y
muertes que nos agobian habitualmente, cómo si fueran normales, cuando
no lo son, sino mentiras eternales. Además, sólo así podremos siempre
vencer a Satanás y a cada uno de sus secuaces, por lo tanto Satanás
huye de nuestras vidas con sus mentiras y trampas mortales del más
allá: ya que, la luz del nombre santísimo del Rabino Yeshua jaMashíax
reina poderosamente brillando grandemente sobre nuestras vidas así
cómo brilló por Moisés sobre el Sinaí, por ejemplo.

Por ello, también toda familia, linaje, pueblo, ciudad, nación o
reino, en el cual el nombre santísimo de nuestro Padre celestial es el
epicentro de su vida, entonces el bienestar del amor, la paz, la
protección y la felicidad de la vida eterna reinaran progresivamente
en la vida de cada uno de sus hijos e hijas, para que vivan
infinitamente felices. Porque la verdad es que tener el nombre
santísimo de nuestro Padre celestial viviendo sobre todo lo alto de
nuestras vidas, por el corazón y la sangre santísima de su unigénito,
nuestro Señor Jesucristo, entonces somos felices grandemente, para
gozar por siempre de las riquezas del Espíritu Santo, de las que están
en los cielos y en la tierra.

Por lo tanto, para que nuestro Padre celestial se sienta feliz con
cada uno de nosotros, entonces tenemos que ver la luz de su nombre
santísimo brillando sobre lo alto del Sinaí desde el corazón y la
sangre expiatoria de su Rabino Yeshua jaMashíax, para que vivamos ya
en la felicidad del Espíritu Santo y de sus huestes angelicales. Y
esto es algo que nuestro Padre celestial ya hizo por amor a cada uno
de nosotros, al levantar él mismo a su Hijo Jesucristo clavado a los
árboles cruzados de Adán y Eva sobre el monte santo de Jerusalén, para
que la luz infinita de su nombre glorioso brille por siempre sobre
nosotros y todo para bien eterno.

Visto que, es ésta luz de su nombre santísimo brillando gloriosamente
sobre todo lo alto de su monte santo, en las afueras de Jerusalén, es
lo que ciega no solamente a Satanás sino también a cada una de sus
tinieblas cómo las que están en los problemas, dificultades,
enfermedades y muertes escondidas de cada día de muchos desafortunados
en nuestros días. Así es cómo cada mentira del paraíso, cómo las que
creyeron por error Adán y Eva, son los problemas, dificultades,
enfermedades y muertes en la tierra y en el más allá también, llenas
de profundas tinieblas de Satanás y de sus ángeles caídos para mal
eterno de muchos desafortunados, de los que no conocen aún en sus
corazones a su Jesucristo.

Por ello, si en estos días levantas el nombre santísimo de nuestro
Padre celestial en tu corazón, el cual habita en el templo glorioso
del reino angelical y de la tierra, nuestro Rabino Yeshua jaMashíax,
para que su corazón y su sangre expiatoria comiencen a alumbrarte
milagrosamente, para que los males se desaparezcan con Satanás lejos
de ti, entonces eres afortunado. Verdaderamente, eres tan afortunado
cómo los ángeles más gloriosos del reino angelical, y aun mucho más
que todos ellos juntos, por más gloriosos que sean infinitamente; si,
eres tan afortunado cómo Dios mismo o cómo su Hijo amado, nuestro
Rabino Yeshua jaMashíax, por ejemplo, porque el nombre temible y
todopoderoso es muy bueno en nuestras vidas cotidianas y para
siempre.

Además, es eso precisamente lo que tú necesitas hacer en tu vida, hoy
en día, levantar el nombre todopoderoso de nuestro Rabino Yeshua
jaMashíax más alto que tus preocupaciones, para que la luz de la
verdad y la justicia infinita de su nombre santísimo alumbre tus
tinieblas, haciéndolas así desaparecer por completo con gran poder y
para siempre en la eternidad. Porque la nación o reino que no le
sirvan al nombre santísimo de nuestro Padre celestial, el cual habita
en perfecta santidad desde los primeros días de la eternidad en el
corazón y en la sangre expiatoria del Cordero de Dios, nuestro Rabino
Yeshua jaMashíax, entonces perecerá sin duda alguna, para ser
destruida eternamente en el infierno candente y tormentoso.

Porque la verdad es que nuestro Padre celestial entregara en manos de
sus enemigos y hasta del mismo Satanás a cualquier nación, si sus
ciudadanos no levantan su nombre santísimo sobre sus vidas, el cual él
mismo les confía inicialmente desde el corazón y la sangre reparadora
de su Cordero escogido para vivir por siempre protegidos bajo su gran
sacrificio continuo. Por ello, todas las naciones que se olvidan de
exaltar el nombre santísimo de su Dios y Creador de sus vidas, por
medio de su Hijo Jesucristo, entonces sus nombres son borrados para
jamás volver a ser mencionados en la tierra ni menos en el cielo, cómo
en La Nueva Jerusalén santa y perfecta del cielo, por ejemplo.

Eventualmente sus pueblos serán borrados de sobre la faz de la tierra,
para no ser recordados jamás; ese es el juicio final de parte de
nuestro Padre celestial para todo hombre, mujer, niño o niña de todas
las familias y naciones que no levante el nombre santísimo de su Dios
y Creador de sus vidas, por medio de su Jesucristo. En la medida en
que, es necesario que el nombre santísimo de nuestro Padre celestial
brille grandemente desde el corazón y la sangre santísima de su Gran
Sacrificio continuo de su Rabino Yeshua jaMashíax, para que los
pecados sean expiados y así todos vivan en pureza infinita del
Espíritu Santo de la nueva felicidad celestial.

Y éste es el Espíritu Santo del amor, la paz, la victoria, la
prosperidad y la protección eterna de sus almas vivientes en la tierra
y en el cielo, desde ahora y para siempre, para que ya no conozcan más
las mentiras de Satanás y de sus malvados, sino sólo la verdad de la
vida eterna con sus ricas bendiciones interminables. Desde ahora y
para siempre, el nombre santísimo de nuestro Rabino Yeshua jaMashíax,
cómo el Hijo de Dios, cómo el Cordero del sacrificio continuo y cómo
sumo sacerdote de tu alma viviente delante del Padre celestial,
alumbra tu oscuridad, para que ya no haya más oscuridad en tu vida,
sino sólo luz para salud, protección, prosperidad y vida eterna.

Así es nuestro Señor Jesucristo es la luz que alumbra las tinieblas de
tu vida, para dejarlas impotentes y destruirlas para siempre, para que
ningún mal vuelva a enseñorearse en tu vida y en la vida de todos los
tuyos también. Por ende, acuérdate siempre del Rabino Yeshua jaMashíax
cómo tu Señor y salvador de tu vida y alma viviente, para que te
olvides de las mentiras y males terribles de Satanás y de los enemigos
comunes del SEÑOR, para gloria y honra infinita de su nombre
santísimo, el cual te bendice constantemente sobre todo lo alto para
enriquecer tu vida grandemente.

No te olvides nunca de tener a cada hora de tu vida el nombre
santísimo de nuestro Padre celestial reinando sobre todo lo alto de tu
vida, gracias a nuestro Señor Jesucristo, para que seas protegidos de
las cosas que se ven y hasta de las que no (se ven) también, en la
oscuridad de la tierra y del más allá. Levanta ya al Rabino Yeshua
jaMashíax sobre toda tu vida para que sea al fin el salvador de tu
alma viviente y así empieces a brillar cómo oro o piedras preciosas
delante de nuestro Padre celestial y de su Espíritu Santo con sus
huestes angelicales, para darle gloria y honra a nuestro Dios eterno
que te enriquece cada vez más cada día. ¡Amén!

El amor (Espíritu Santo) de nuestro Padre celestial y de su Jesucristo
es contigo.


¡Cultura y paz para todos, hoy y siempre!


Dígale al Señor, nuestro Padre celestial, de todo corazón, en el
nombre del Señor Jesucristo: Nuestras almas te aman, Señor. Nuestras
almas te adoran, Padre nuestro. Nuestras almas te rinden gloria y
honra a tu nombre y obra santa y sobrenatural, en la tierra y en el
cielo, también, para siempre, Padre celestial, en el nombre de tu Hijo
amado, nuestro Señor Jesucristo.

LAS MALDICIONES BIBLICAS, para los que obran maldad día y noche,
(Deuteronomio 27: 15-26):

“‘¡Maldito el hombre que haga un ídolo tallado o una imagen de
fundición, obra de mano de tallador (lo cual es transgresión a la Ley
perfecta de nuestro Padre celestial), y la tenga en un lugar secreto!’
Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que le reste importancia a su padre o a su madre!’ Y
todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que cambie de lugar los limites de propiedad de su
prójimo!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que desvié al ciego de su camino!’ Y todo el pueblo
dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que falsee el derecho del extranjero, del huérfano y de
la viuda!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que se acueste con la mujer de su padre, porque
descubre la desnudes de su padre!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que tenga contacto sexual con cualquier animal!’ Y todo
el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que se acueste con su hermana, hija de su padre o hija
de su madre!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que se acueste con su suegra!’ Y todo el pueblo dirá:
‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que a escondidas y a traición hiera de muerte a su
semejante, sin causa alguna!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que acepte soborno para matar a un inocente, sin causa
alguna!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que no cumpla las palabras de esta ley, poniéndolas por
obra en su diario vivir en la tierra!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

LOS ÍDOLOS SON UNA OFENSA / AFRENTA A LA LEY PERFECTA DE DIOS

Es por eso que los ídolos han sido desde siempre: un tropiezo a la
verdad y al poder de Dios en tu vida. Un tropiezo eterno, para que la
omnipotencia de Dios no obre en tu vida, de acuerdo a la voluntad
perfecta del Padre celestial y de su Espíritu Eterno. Pero todo esto
tiene un fin en tu vida, en ésta misma hora crucial de tu vida. Has de
pensar quizá que el fin de todos los males de los ídolos termine,
cuando llegues al fin de tus días. Pero esto no es verdad. Los ídolos
con sus espíritus inmundos te seguirán atormentando día y noche entre
las llamas ardientes del fuego del infierno, por haber desobedecido a
la Ley viviente de Dios. En verdad, el fin de todos estos males está
aquí contigo, en el día de hoy. Y éste es el Señor Jesucristo. Cree en
Él, en espíritu y en verdad. Usando siempre tu fe en Él, escaparas los
males, enfermedades y los tormentos eternos de la presencia terrible
de los ídolos y de sus huestes de espíritus infernales en tu vida y en
la vida de cada uno de los tuyos también, para la eternidad del nuevo
reino de Dios. Porque en el reino de Dios su Ley santa es de día en
día honrada y exaltada en gran manera, por todas las huestes de sus
ángeles santos. Y tú con los tuyos, mi estimado hermano, mi estimada
hermana, has sido creado para honrar y exaltar cada letra, cada
palabra, cada oración, cada tilde, cada categoría de bendición
terrenal y celestial, cada honor, cada dignidad, cada señorío, cada
majestad, cada poder, cada decoro, y cada vida humana y celestial con
todas de sus muchas y ricas bendiciones de la tierra, del día de hoy y
de la tierra santa del más allá, también, en el reino de Dios y de su
Hijo amado, ¡el Señor Jesucristo!, ¡El Todopoderoso de Israel y de las
naciones!

SÓLO ÉSTA LEY (SIN ROMPERLA) ES LA LEY VIVIENTE DE DIOS

Esta es la única ley santa de Dios y del Señor Jesucristo en tu
corazón, para bendecirte, para darte vida y vida en abundancia, en la
tierra y en el cielo para siempre. Y te ha venido diciendo así, desde
los días de la antigüedad, desde los lugares muy altos y santos del
reino de los cielos:

PRIMER MANDAMIENTO: “No tendrás otros dioses delante de mí”.

SEGUNO MANDAMIENTO: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo
que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas
debajo de la tierra. No te inclinarás ante ellas ni les rendirás
culto, porque yo soy Jehová tu Dios, un Dios celoso que castigo la
maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y sobre la
cuarta generación de los que me aborrecen. Pero muestro misericordia
por mil generaciones a los que me aman y guardan mis mandamientos”.

TERCER MANDAMIENTO: “No tomarás en vano el nombre de Jehová tu Dios,
porque Él no dará por inocente al que tome su nombre en vano”.

CUARTO MANDAMIENTO: “Acuérdate del día del sábado para santificarlo.
Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día será
sábado para Jehová tu Dios. No harás en ese día obra alguna, ni tú, ni
tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu animal, ni el
forastero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días Jehová
hizo los cielos, la tierra y el mar, y todo lo que hay en ellos, y
reposó en el séptimo día. Por eso Jehová bendijo el día del sábado y
lo santificó”.

QUINTO MANDAMIENTO: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días
se prolonguen sobre la tierra que Jehová tu Dios te da”.

SEXTO MANDAMIENTO: “No cometerás homicidio”.

SEPTIMO MANDAMIENTO: “No cometerás adulterio”.

OCTAVO MANDAMIENTO: “No robarás”.

NOVENO MANDAMIENTO: “No darás falso testimonio en contra de tu
prójimo”.

DECIMO MANDAMIENTO: “No codiciarás la casa de tu prójimo; no
codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su
buey, ni su asno, ni cosa alguna que sea de tu prójimo”.

Entrégale tu atención al Espíritu de Dios y déshazte de todos estos
males en tu hogar, en tu vida y en la vida de cada uno de los tuyos,
también. Hazlo así y sin más demora alguna, por amor a la Ley santa de
Dios, en la vida de cada uno de los tuyos. Porque ciertamente ellos
desean ser libres de sus ídolos y de sus imágenes de talla, aunque tú
no lo veas así, en ésta hora crucial para tu vida y la vida de los
tuyos, también. Y tú tienes el poder, para ayudarlos a ser libres de
todos estos males, de los cuales han llegado a ellos, desde los días
de la antigüedad, para seguir destruyendo sus vidas, en el día de hoy.
Y Dios no desea continuar viendo estos males en sus vidas, sino que
sólo Él desea ver vida y vida en abundancia, en cada nación y en cada
una de sus muchas familias, por toda la tierra.

Esto es muy importante: Oremos junto, en el nombre del Señor
Jesucristo. Vamos todos a orar juntos, por unos momentos. Y digamos
juntos la siguiente oración de Jesucristo delante de la presencia
santa del Padre celestial, nuestro Dios y salvador de todas nuestras
almas:

ORACIÓN DEL PERDÓN

Padre nuestro que estás en los cielos: santificada sea la memoria de
tu nombre que mora dentro de Jesucristo, tu hijo amado. Venga tu
reino, sea hecha tu voluntad, como en el cielo así también en la
tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Perdónanos nuestras
deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos
metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, el
poder y la gloria por todos los siglos. Amén.

Porque sí perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial
también os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los hombres,
tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.

Por lo tanto, el Señor Jesús dijo, "Yo soy el CAMINO, y la VERDAD, y
la VIDA ETERNA; nadie PUEDE VENIR al PADRE SANTO, sino es POR MÍ”.
Juan 14:

NADIE MÁS TE PUEDE SALVAR.

¡CONFÍA EN JESÚS HOY!

MAÑANA QUIZAS SEA DEMASIADO TARDE.

YA MAÑANA ES DEMASIADO TARDE PARA MUCHOS, QUE NO LO SEA PARA TI Y LOS
TUYOS, EN EL DÍA DE HOY.

- Reconoce que eres PECADOR en necesidad, de ser SALVO de éste MUNDO y
su MUERTE.

Dispónte a dejar el pecado (arrepiéntete):

Cree que Jesucristo murió por ti, fue sepultado y resucito al tercer
día por el Poder Sagrado del Espíritu Santo y deja que entré en tu
vida y sea tu ÚNICO SALVADOR Y SEÑOR EN TU VIDA.

QUIZÁS TE PREGUNTES HOY: ¿QUE ORAR? O ¿CÓMO ORAR? O ¿QUÉ DECIRLE AL
SEÑOR SANTO EN ORACIÓN? -HAS LO SIGUIENTE, y di: Dios mío, soy un
pecador y necesito tu perdón. Creo que Jesucristo ha derramado su
SANGRE PRECIOSA y ha muerto por mi pecado. Estoy dispuesto a dejar mi
pecado. Invito a Cristo a venir a mi corazón y a mi vida, como mi
SALVADOR.

¿Aceptaste a Jesús, como tu Salvador? ¿Sí _____? O ¿No _____?

¿Fecha? ¿Sí ____? O ¿No _____?

Sí tu respuesta fue Sí, entonces esto es solo el principio de una
nueva maravillosa vida en Cristo. Ahora:

Lee la Biblia cada día para conocer mejor a Cristo. Habla con Dios,
orando todos los días en el nombre de JESÚS. Bautízate en AGUA y en El
ESPÍRITU SANTO DE DIOS, adora, reúnete y sirve con otros cristianos en
un Templo donde Cristo es predicado y la Biblia es la suprema
autoridad. Habla de Cristo a los demás.

Recibe ayuda para crecer como un nuevo cristiano. Lee libros
cristianos que los hermanos Pentecostés o pastores del evangelio de
Jesús te recomienden leer y te ayuden a entender más de Jesús y de su
palabra sagrada, la Biblia. Libros cristianos están disponibles en
gran cantidad en diferentes temas, en tu librería cristiana inmediata
a tu barrio, entonces visita a las librerías cristianas con
frecuencia, para ver que clase de libros están a tu disposición, para
que te ayuden a estudiar y entender las verdades de Dios.

Te doy las gracias por leer mí libro que he escrito para ti, para que
te goces en la verdad del Padre celestial y de su Hijo amado y así
comiences a crecer en Él, desde el día de hoy y para siempre.

El salmo 122, en la Santa Biblia, nos llama a pedir por la paz de
Jerusalén día a día y sin cesar, en nuestras oraciones. Porque ésta es
la tierra, desde donde Dios lanzo hacia todos los continentes de la
tierra: todas nuestras bendiciones y salvación eterna de nuestras
almas vivientes. Y nos dice Dios mismo, en su Espíritu Eterno: “Vivan
tranquilos los que te aman. Haya paz dentro de tus murallas y
tranquilidad en tus palacios, Jerusalén”. Por causa de mis hermanos y
de mis amigos, diré yo: “Haya paz en ti, siempre Jerusalén”. Por causa
de la casa de Jehová nuestro Dios, en el cielo y en la tierra:
imploraré por tu bien, por siempre.

El libro de los salmos 150, en la Santa Biblia, declara el Espíritu de
Dios a toda la humanidad, diciéndole y asegurándole: - Qué todo lo que
respira, alabe el nombre de Jehová de los Ejércitos, ¡el Todopoderoso!
Y esto es, de toda letra, de toda palabra, de todo instrumento y de
todo corazón, con su voz tiene que rendirle el hombre: gloria y loor
al nombre santo de Dios, en la tierra y en las alturas, como antes y
como siempre, para la eternidad.


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http://radioalerta.com
The Bald Avenger
2010-09-01 16:44:39 UTC
Permalink
En un afortunado momento, tal que el Mon, 30 Aug 2010 07:00:11 -0700 (PDT),
¿Significa esto que puedo rescindir sin temor mi contrato con Endesa?

Grasias de hantebraso.
--
SaludOS/2, The Bald Avenger.
Para email, click: http://shorl.com/gebyprafevito

... La sabiduría me persigue pero yo soy más rápido ...
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